Por Jochi Muñoz
El 22 de marzo de cada año se celebra el Día Mundial del Agua, por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que data de 1992. En el año en curso, la artista dominicana Lina Aybar se unió a las celebraciones, al presentar, en el día señalado, el performance 70%, en el Parque Colón, de la ciudad de Santo Domingo.
El título de la pieza, 70%, hace alusión al porcentaje de agua que tiene el planeta, y, también, el cuerpo humano. Sin espíritu panfletario ni de arenga política, Aybar articuló una elegante pieza en la que el agua, por supuesto, era el punto focal, tal y como ocurrió también en otra pieza anterior, Se-quedad, con la que aquella forma un díptico.
Se-quedad, fue incluida en la exposición colectiva Agua, 17 artistas contemporáneos, curada por Fernando Varela y Clara Caminero, inaugurada el 15 de abril de 2009, en el Museo de Arte Moderno, de Santo Domingo, y que en la actualidad está siendo expuesta en varias ciudades de Ecuador, y con planes de hacerla girar por otros países latinoamericanos. Previo a la realización de esta pieza, la artista estuvo 48 horas sin ingerir líquido, y su performance, en la noche inaugural de la expo, consistió, justamente, en hidratarse. Aybar, de pie, con la cabeza hacia atrás y con la boca abierta, recibió en ésta, por espacio de hora y media, gotas de agua de un recipiente que pendía sobre su cabeza. La documentación en video de la pieza es la que está siendo expuesta en el periplo de la exposición.
En 70 %, por su parte, la artista se sentó ante una mesa, en la que estaban dispuestos ocho vasos de cristal y un jarrón contentivo de 64 onzas de agua, la que la artista fue sirviendo en cada vaso (8 onzas) y tomando, hasta completar la meta de ingerir los ocho vasos de agua que se recomiendan diariamente. Al cabo de esto, Aybar se puso de pie y se alejó de la mesa.
En Se-quedad Aybar habla de la escasez del líquido a que están sometidas grandes porciones del planeta, y que se irá incrementando de no acatarse las medidas pertinentes; y, en 70%, por su parte, de cómo un bien puede tornarse en contra, si no es adecuadamente dosificado al emplear el mismo.
En ambas piezas se parte, como hemos señalado, de la demanda vital del agua, y, en ambas, tuvo la artista que someterse a una situación de incomodidad, o más bien, displacer, para que las acciones en cuestión pudieran ser tales. En la primera, obró por carencia, y, en la segunda, en cambio, obró por exceso del (frase cliché) “preciado líquido”, en su propio cuerpo.
Tal y como señalara en otra ocasión, en los performances de Aybar la acción o resultado final recae directamente, no sobre los otros o sobre el medio ambiente, sino, sobre su cuerpo, el que se constituye en cáliz, en receptáculo donde se contiene el resultado de la acción planteada y realizada.
A propósito de esto, la propuesta formal de 70% entronca con otra pieza de la artista, DES-ACCIONADA, presentada el 5 de abril de 2008, en la clausura del taller El Arte de la Acción. Unión de Arte y Vida, impartido por el mexicano Pancho López, en el Museo de la Cerámica Contemporánea, en Santo Domingo, y coordinado por Arte-estudio. En esta pieza, Aybar ingería 44 ciruelas pasas.
En estos performances la artista procedió con similar ritualidad al beber, en uno, y al comer, en el otro. Vestida de blanco en las dos ocasiones, con total concentración y limpieza en la ejecución de los movimientos, su cuerpo era la caja de contención de lo tomado o comido, y en ambos casos, en cantidades que, sin dudas, iban a desatar reacciones fisiológicas ante las ingestas realizadas.
Lina Aybar es una artista que corre riesgos, tanto físicos como emocionales, al plantearse sus propuestas, cuyas realizaciones podríamos, salvando las diferencias, comparar a una pieza de ballet, en el sentido de la limpieza, de la pulcritud, del placer estético que deviene de su simple observación; de ese hacer cosas que parecen fáciles y sin mayores tropiezos.
Si bien es cierto que muchos artistas -Lina entre ellos- realizan piezas apoyándose en lo cotidia-
no, en lo inmediato, no es menos cierto que si hurgamos un poco nos daremos cuenta de que detrás de lo presentado –de esa obviedad-, hay todo un mar de implicaciones que, si tratamos de descifrar, nos harán, de una forma u otra, darnos cuenta que en nuestro interior anida, también, un mar similar.
(Fotos: Jochi Muñoz)
29 de marzo de 2011
No conocía ese trabajo de Lina. Ella es una artista, dramática y comovedora, que se implica totalmente, como debe ser en la performance, Me ha impresionado muchísimo... y el texto suyo también Gracias por la información.
ResponderEliminarMarianne
Que gusto conocer de primera mano el trabajo de Lina. En cambio, de esta acción he sabido gracias a tu escrito, muy bueno por cierto.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo,
Roxanna Dourthe
Doña Marianne y Roxanna, si alguna otra vea entra al blog y se topan con esta nota, en ella quiero expresarles mi satisfacción y agradecimiento por sus elogiosas palabras. Creo que es mi deber apoyar a mis amigos y amigas artistas, más aún si sus trabajos son fruto de una verdad y entrega que no conoce de las mieles del facilismo y la banalidad. Mil gracias, y reciban un fuerte abrazo,
ResponderEliminarJochi