[Palabras dichas por Jochi Muñoz en nombre de los artistas seleccionados en el 24 Concurso de Arte Eduardo León Jimenes, durante el acto de premiación y apertura de la exposición. Centro Cultural Eduardo León Jimenes, Santiago de los Caballeros, jueves 18 de octubre de 2012]
24 Concurso de Arte Eduardo León Jimenes
Buenas noches, señores miembros de la mesa de honor, invitados especiales, artistas que nos acompañan, señoras y señores, comenzaré mi intervención con esta cita:
“Pina Bausch, Pedro Almodóvar y Bill Viola son tres imágenes que colocaría en mi personal y particular altar de artistas que admiro, siendo consciente del riesgo que corro de que el altar en cuestión se tambalee dado lo quisquillosos que podemos llegar a ser los humanos si tenemos que estar al lado, o cerca, de algunas personas que, por uno u otro motivo, preferiríamos tener a kilómetros de distancia, lo que, en el caso particular de mi altar, no será posible, dado que éste está contenido en un lugar pequeño en dimensiones físicas, pero inmenso en su capacidad de albergar a seres que hacen su arte con la verdad como estandarte: mi corazón, así que, las pinas, los almodóvares, los bill violas tendrán que estar con las marily gallardos, los fradique lizardos, los bachs, los jiří kyliáns, los manuel chapuseauxs, las buikas, los eduardo villanuevas, los garcía lorcas, las sonia silvestres, los jorge pinedas, los francis taylors, los miguel hernández, las irmgard despradeles, y un largo etcétera, no sólo juntos, sino, también…o más bien, "reburujaos".”
Esta larga y atropelladora frase es el fruto de un ejercicio que se nos solicitó en un taller conducido por la artista dominicana Josefina Báez, en el Centro Cultural de España, el pasado año. La tarea en cuestión era escribir el párrafo más largo que pudiéramos, que, aunque sacrificando la elegancia de la redacción, tuviera sentido. En la frase resultante están contenidos, como hemos visto, muchos nombres. Nombres de artistas de diferentes épocas, de diferentes generaciones, de diferentes disciplinas… a los que admiro, en unos casos, y a los que admiro y agradezco, en otros.
A estos últimos le reconozco su generosidad para conmigo, para con otros compañeros, para con la sociedad misma en su conjunto, por compartir, de un modo u otro, los saberes y destrezas que por años han cultivado. Han sido o son, a la vez, atalayas y faros.
Han sido o son, como cada uno de nosotros, personas con sus fallas y aciertos, personas revestidas de sombras, personas revestidas de luces. Me viene a la mente el refrán por todos conocidos de "amor no quita conocimiento". Pero tras el balance: personas generosas. Punto. Personas que nos dieron o nos dan lo que en su día recibieron.
Y hablando de días, los hay y los hay. Precisamente, el pasado jueves 8 del corriente, fue uno de esos. Estaba en la oficina agobiado resolviendo cosas nimias, pero necesarias, y recibo una llamada del Centro León. Del otro lado de la línea, la siempre atenta y eficiente Karenia Guillarón, me comunica que había sido designado para hablar a nombre de los seleccionados en el Concurso de Arte Eduardo León Jimenes.
¡Ah!, quedo sin habla por unos segundos. Tras balbucear dos o tres cosas, atino a decir si es que ella me estaba enviando una soga por el teléfono. Ella no comprende de inmediato lo que le quiero expresar. En fin… al percatarse de mi tartamudeo e indecisión, me expresa que es un honor esta tarea que se me ha encomendado, lo que corroboro de inmediato. No me quedó de otra que aceptar.
Y aquí estoy. Les digo que para mí es doble el honor con que se me ha distinguido: en primer lugar, por el hecho de haber sido seleccionado por vez primera para estar en el salón, que esta noche se apertura; y en segundo, por esta oportunidad de estar dirigiéndome a todos ustedes en nombre de los otros 14 participantes y en el mío propio. Distinción esta última, que cualquiera de estos compañeros hubiera realizado, también, con la mayor complacencia y dignidad. Contrario a lo que se estila en estos casos, no voy a desarrollar con holgura un tema en particular, sino, sólo a agradecer en nombre de todos.
Tengo la convicción de que si hay algo que debería ser un norte para cada individuo, tanto para su satisfacción personal como para una mejor convivencia con los demás, es el hecho de ser agradecido. Agradecido a la vida, agradecido a la pareja, agradecido al amigo, agradecido al maestro, al vecino, a las instituciones…
Y si este sentimiento de gratitud fuera algo de doble vía ese grano que cada uno pusiera, se convertiría en parte de una zapata firme en la construcción del mejor pueblo a que todos aspiramos. En la medida en que soy agradecido, esto es, que estimo el beneficio de que soy objeto, y correspondo en consecuencia, dejo fuera la mezquindad.
Precisamente, esta 24 edición de este certamen, constituye la vigésimo cuarta retribución de la familia León al pueblo dominicano, al devolverle a éste, parte de lo que ella ha logrado por su trabajo tesonero.
Aprovecho para señalar la conveniencia del nuevo formato que tiene el Concurso desde 2010, por la razón de que esta modalidad nos obliga a pensar. A pensar en nuestra obra, a no conformarnos con manchar la tela o dar tres saltos como una cabra (esto último en el caso del Performance), sin embarcarnos en un diálogo íntimo con nuestra propia obra. La preparación del dossier con las características estipuladas, favorece el proceso reflexivo del artista en relación a su obra en conjunto.
¿Que la manera de implantar ese formato tenga cosas a revisar y mejorar?, sí. A propósito, nos alegramos de la receptividad de los organizadores de haber aceptado algunas de las sugerencias hechas, tras la pasada edición del Concurso. Este año se elevó el número de artistas seleccionados. Otra, es lo referente a la puesta en circulación del catálogo que, habitualmente, se hacía la noche inaugural de la exposición, y en este año se realizará en fecha posterior. Una ventaja que veo en esto, como artista del Performance, es que en la publicación aparecerá la documentación pertinente, esto es, la constancia de la pieza ya realizada.
Sin dudas, la dotación en metálico a los ganadores es un atractivo, que le permitirá al artista un respiro; por igual, las becas y residencias otorgadas por la Fundación Cisneros / Colección Patricia Phelps de Cisneros, la Embajada de Francia en Rep. Dominicana y el Ayuntamiento de Cádiz, contribuyen, sin dudas, a ensanchar los horizontes formativos y profesionales de estos artistas así galardonados.
Vaya nuestro reconocimiento a los involucrados en la puesta en escena de este Concurso. Al señor José Fernández Pequeño, por estar atento a que la agenda se cumpla al pie de la letra; a Pedro José Vega y a Leticia Moronta, quienes junto a todo su equipo prepararon una excelente museografía que resalta las obras expuestas; a Luís Felipe Rodríguez y a María Luisa Estrella, por la preparación de la maravillosa guía educativa para las familias asistentes. A Karenia Guillarón y a Sara Hermann, ¿qué se les puede decir?, sino darles nuestros corazones por ser ese enlace maravilloso Centro - Artistas, ya que cuando se empecinan en resolver las cosas, las resuelven; y junto a los nombrados, todos los demás involucrados que ahora no menciono. Y al frente de todo, en el volante, con el timón, con las riendas en las manos…, o como quiera decirse, al señor Rafael Emilio Yunén, Director General del Centro. Por igual, reconocemos a los constantes auspiciadores del Certamen, el Grupo León Jimenes, el Banco León y la Cervecería Nacional Dominicana.
Nuestros saludos y reconocimiento, también, a la tripleta conformada por María Inés Rodríguez, Ivo Mesquita y María Elena Ditrén, en su triple responsabilidad de ser jurados de selección, curadores y jurados de premiación.
La retribución de los artistas para con el Centro León, en este toma y daca, estaría en el firme propósito, como hacedores de arte, de desarrollar una voz honesta y comprometida. Ardua tarea, ya que hay que sustraerse constantemente a las veleidades con que el medio nos tienta, cuya máxima podríamos resumirla en la frase: “Lo ligerito y digerible es lo apetecible”.
Finalmente, en la medida en que soy agradecido, repito, dejo fuera la mezquindad. Agradecer al otro no es plegarse ciegamente a él; no es anular la capacidad crítica y reflexiva. No. En caso de no poder retribuir directamente a quienes nos tienden la mano, nos favorecen, nos estimulan a seguir... debemos reciprocar esto, haciendo lo propio para con otros. Es lo que hablaba de la generosidad al principio, al referirme a los artistas que admiraba y agradecía.
Deseo emplear las dos últimas líneas para arreglar cuentas con una mujer excepcional con la que estoy en deuda, quien un buen día llegó a vivir, no sólo a casa de mis padres, sino, también, en mi corazón: Nidia Victoria Bones vda. Almánzar; Puchulú para sus amigos y conocidos; Cuca, para sus familiares e íntimos. Ella me hizo ver que tras los límites de los dos pueblos en que transcurría mi infancia, San Francisco de Macorís y Salcedo, existía un mar de cosas por descubrir.
Gracias a la tía Cuca pude ir construyendo ese altar personal del que hablaba al inicio de este texto. Y, gracias a eso, estoy hoy aquí parado ante ustedes.
Muchas gracias, y buenas noches,
Jueves 18 de octubre de 2012
Santiago de los Caballeros, República Dominicana
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