Por Jochi Muñoz
(El presente texto fue escrito durante el módulo “Antropología de la narración y su aplicación a los proyectos expositivos”, impartido por el Prof. Pedro Cabiya, dentro del taller YO, CURADOR, ofrecido por el Centro de Cultural de España, Santo Domingo, Rep. Dominicana.)
Verónica entra a la casa de Jorge y lo encuentra en la terraza. Éste emplea la rutinaria forma amorosa de saludarla, mientras, ella guarda silencio y le entrega un sobre manila. Él lo toma y mira el contenido, y, asombrado, no sabe qué decir. Sin mediar palabras, Verónica le dispara justo en el corazón. Con parsimonia, recoge lo visto por Jorge y lo guarda en el sobre. Sale de la casa.
Durante horas Verónica deambuló por la ciudad hasta que, finalmente, decidió ir a casa de Jorge y enfrentarlo a la cruel verdad. Esa verdad contenida en las fotos que el Sr. Báez, investigador privado, le había suministrado. En ellas aparece Jorge, su amado Jorge, su novio adorado, en brazos de otra mujer. Entró a una armería. Luego, se dirigió a la casa del amado.
Una vez que Verónica sale de la casa de Jorge, va directamente a la oficina donde trabaja la mujer a entregarle el sobre. Cuando la mujer la ve llegar, exclama: ¡Vero, hija querida! Verónica, impertérrita, le entrega el sobre y le da la espalda. Sale de la oficina.
3 de febrero de 2011
Santo Domingo, Rep. Dominicana
Verónica entra a la casa de Jorge y lo encuentra en la terraza. Éste emplea la rutinaria forma amorosa de saludarla, mientras, ella guarda silencio y le entrega un sobre manila. Él lo toma y mira el contenido, y, asombrado, no sabe qué decir. Sin mediar palabras, Verónica le dispara justo en el corazón. Con parsimonia, recoge lo visto por Jorge y lo guarda en el sobre. Sale de la casa.
Durante horas Verónica deambuló por la ciudad hasta que, finalmente, decidió ir a casa de Jorge y enfrentarlo a la cruel verdad. Esa verdad contenida en las fotos que el Sr. Báez, investigador privado, le había suministrado. En ellas aparece Jorge, su amado Jorge, su novio adorado, en brazos de otra mujer. Entró a una armería. Luego, se dirigió a la casa del amado.
Una vez que Verónica sale de la casa de Jorge, va directamente a la oficina donde trabaja la mujer a entregarle el sobre. Cuando la mujer la ve llegar, exclama: ¡Vero, hija querida! Verónica, impertérrita, le entrega el sobre y le da la espalda. Sale de la oficina.
3 de febrero de 2011
Santo Domingo, Rep. Dominicana
Era brava Veronica!
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