jueves, 16 de junio de 2011

Abrir los ojos… cruzar la raya

Por Jochi Muñoz

El presente texto está incluído en el catálogo de la pieza SMOG, de Awilda Polanco, presentada los días 3 y 4 de diciembre de 2010, en el Laboratorio Evolutivo de Arte Contemporáneo, con el auspicio de cre@ programa de apoyo a la creación y promoción artística, de la Embajada de España en República Dominicana y del Centro Cultural de España en Santo Domingo. La misma será presentada de nuevo en el VII Festival Internacional de Teatro Santo Domingo 2011 (FITE 2011), los días 24 y 25 de junio de 2011.

                                                                       
Lo que recuerdo de Awilda Polanco en sus días de inicio en la danza, era (y sigue siéndolo) la enorme carga de energía que imprimía a cada uno de sus movimientos. Era un torbellino al que había que contener en algún recipiente aún no inventado.

Su primer papel solista, en la pieza Laberinto de ilusiones  (1997), de la profesora y coreógrafa María Luisa Valdez, nos mostró a una Awilda aún no madura del todo para asumir la pieza, pero a la que tomó por los cuernos, saliendo airosa en base a su empeño y tesón.

Ese binomio energía al moverse - tesón en lo que emprendía caracterizaría a la Awilda de los años subsiguientes. Mas, un tercer componente matizaría al binomio: su capacidad de espera. 

Awilda Polanco ha sabido esperar el momento preciso para hacer cada cosa, y SMOG es un ejemplo de ello.

Previo al arribo a SMOG, esta artista se enfrentó con entrega a años de entrenamiento personal, a impartir clases, a coreografiar, a dirigir el “Grupo de Danza del INTEC”, a asumir la dirección de la antigua academia “Ritmos, espacio de danza”, rebautizada como “Ecos, espacio de danza”; a fundar, junto con Cecilia Camino, la compañía “Blo a Blo danza contemporánea”; a participar en festivales nacionales e internacionales; y, a través del tiempo, a pensar, a reflexionar, a contrastar criterios en torno al fenómeno de la danza.

Y en 2008, se le presenta una oportunidad de oro: es seleccionada para participar en  La Habana la I Bienal de Danza del Caribe, organizada por el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, con la colaboración de la Fundación Brownstone, la Red Sudamericana de Danza, la Asociación Cultures France y la Embajada de Francia en Cuba.

En ese evento logra el primer premio en la categoría de coreografía de grupo, con la pieza Exclamaciones (firmada en conjunto con Cecilia Camino), lo que le permitió ponerse en la mira de otros artistas, directores y gestores. Así, es invitada a participar en el proyecto coLABoratorio 2009, Río de Janeiro-BR,  donde realizó cinco residencias con sendos artistas: Tamara Cubas, de Uruguay; Boyzie Cekwana, de Sudáfrica; Denise Stutz, de Brasil; Zeynep Gunsur, de Turquía y Rob List, de Holanda.

Simultáneamente,  se estaba desarrollando, también en Río, el Festival Panorama de Dança, cuyos organizadores invitaron a los artistas más destacados de las mencionadas residencias para realizar una nueva, en el Teatro Cacilda Becker, y, ¡vaya sorpresa!, entre los seleccionados estaba Awilda Polanco.
                                
Los intercambios sostenidos con los demás artistas participantes en los eventos en Río, le permitieron a Polanco constatar, de modo rotundo, algo con lo que venía lidiando desde hacía algún tiempo, y que asumía con cierto comedimiento: el hecho de que no basta que el bailarín solamente se mueva, sino, que, en cambio, debe accionar, esto es, producir sentido con lo que hace, aparejado con el acto de reflexionar. Así, tuvo la artista que avenirse con el manejo de los conceptos movimiento per se - acción con significado para preparar los trabajos que debía presentar al final de cada residencia y en el Festival.


Durante esos meses, su propuesta se orienta (ella, la propuesta), por caminos que trascienden el mero ejercicio de movimiento, las meras secuencias coreográficas. Traspasa las fronteras de la danza, dando, así, cabida a cualquier recurso que le coadyuve en su propósito, llegando a coquetear, y luego a incorporar, un medio ajeno a la danza, y hasta ese momento inexplorado por la artista: el video.

Así, cámara en mano, empieza a grabar cosas y cosas de su entorno, y más aún, a grabar su propio cuerpo, lo que le permite redescubrir éste, a través de las diferentes perspectivas en que lo capta. Mediante estas imágenes, gusta de apreciar la belleza de ese cuerpo, de su color. Se da cuenta de la necesidad de hablar con más determinación del cúmulo de verdades contenidas en el mismo: su condición de mujer negra caribeña.

Y titula con el nombre de SMOG  los resultados de esas búsquedas, en alusión a los velos que cubrían su ser interior, formados por esas verdades a medias; por los eufemismos dichos por otros en el pasado para que ella no se sintiera mal; por esas líneas (rayas, fronteras) trazadas y que ella no se atrevía a cruzar. En fin, por esos repliegues del ser a que es sometida la mujer, más, si es negra, más, si es caribeña.

El proyecto SMOG (work in progress) presentado en Brasil incluía danza, videos y acciones performáticas. Uno de los videos, Caída, es seleccionado, en 2010, para participar en la Muestra Internacional de Videodanza, Dança em Foco, Río de Janeiro-BR.

Como pieza en proceso que es, SMOG sigue siendo abonado por su creadora aquí en el país, quien se ha interesado por colaborar con artistas de otras disciplinas, y así, arribamos al SMOG que nos presenta Awilda Polanco, los días 3 y 4 de diciembre de 2010, en los espacios del Laboratorio Evolutivo de Arte Contemporáneo, en Santo Domingo.


Patricia Grassals, José Pión y Citlally Miranda aportan sus puntos de vista en torno al concepto de Polanco, enriqueciéndolo con elementos que, amén de sustentar a aquel, les plantearán al público entrar en un espacio donde puede primar el desconcierto, la  extrañeza, la incredulidad…, con miras a que lleguen a una reflexión posterior de lo que allí, más que simplemente visto, será experimentado. Es oportuno señalar que tanto Pión como Miranda intervienen en tiempo real, a la par de las evoluciones desarrolladas por la artista.

La propuesta de vestuario de Grassals avanza durante la pieza por acumulación, hasta llegar a un punto de sofisticación que convierte, no sólo al traje que viste Awilda, sino también a la mujer misma, en una caricatura de sí. Esto tiene como contraparte tanto el texto que se escucha en off, dicho por Rosanna Sierra, como el video realizado por Miranda, donde las distorsionadas y fragmentadas imágenes de Awilda, nos hablan de un malestar íntimo, de una desazón de su ser interior sojuzgado, deseoso de escapar, o, por lo menos, de espantar esas pautas que se les han impuesto o se les quieren mantener.

José Pión, artista del arte sonoro,  encamina sus aportes en una dirección que subrayan, en ocasiones, las acciones de Polanco, o se presentan con personalidad propia, en otras, pero, en todo caso, creando el clima apropiado para el proyecto, y enlazando cada parte del mismo.

En su accionar, Awilda “juega” con muñecas; “juega” a fragmentarlas; “juega” a fragmentarse; se enfrenta a líneas que les impiden el paso, que les cierran caminos…, se debate en si sortearlas o no sortearlas. Líneas esas que les desvelan un dolor; consciencia del mismo; del porqué de ciertos silencios; del porqué de otras líneas; del porqué de ciertos fragmentos. Surge la Mujer Maravilla como modelo a seguir, la que puede saltar y emprender el vuelo. Awilda desea emularla, mas, no puede, porque las sempiternas líneas, esta vez sobre su cabeza, apenas le permiten levantar un brazo; despegar en vuelo, ni pensarlo.


Con el proyecto SMOG, esta artista eleva su voz para hablar de su identidad racial, sin importarle que otras tantas lo hayan hecho ya; lo que sí importa es que es ella, Awilda Polanco, quien ahora lo hace, y quien, al hacerlo, señala el norte que ha de seguir su trabajo en lo futuro. Muestra un interés en hablar abiertamente de lo que, por años, mantuvo a raya en su interior; en visibilizar su estado, porque, de no hacerlo, seguiría como si el mismo no existiera. La artista pretende que lo personal se coloque, se exponga, se diga… como algo que toque a la colectividad.

Con esta pieza, Awilda Polanco asume un compromiso con ella misma. Ya no la  visualizamos coreografiando una piececita de algunos minutos para salir del paso y participar en tal o cual evento. No, con SMOG, Polanco abre sus ojos a su realidad y pasa la raya, y asume su condición de mujer, de negra y de caribeña, lo que, sin dudas, ha de filtrar los futuros temas a tratar en sus piezas venideras.

A nosotros, como público, sólo nos queda abrir nuestros ojos también, para ver, para dejarnos tocar, para sentir…, en fin,  para poner nuestra percepción en función de lo que ella nos ofrece, y luego reflexionar sobre la experiencia vivida. Esto es, poner nuestra percepción sobre la raya, y el paso para pasarla.

                                                                 30 de noviembre de 2010
                                                          Santo Domingo, Rep. Dominicana

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2 comentarios:

  1. Jochi, concuerdo contigo. Los años de entrenamiento de Awilda han parido esta excelente pieza, donde abre su ser interior y expone su frustración ante la sociedad que nos ¨maltrata¨ por ser mujeres y negras en un marco caribeño que poco queremos reconocer como determinate.

    Un abrazo,

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  2. JOCHI MUÑOZ dijo...
    Gracias, Cocco, por visitar el blog y dejar tu comentario. Sé que Awilda te agradecerá, también, por dedicar tus palabras al texto que habla sobre ella. Otro abrazo para ti,

    Jochi

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